A un Km. de La Matosa hay sitio para aparcar varios coches y justo ahí (267 m/a.), a la derecha, comienza la senda que tomamos; coincidente, en principio, con la GR.105 (Ruta de las Peregrinaciones).
Aunque  la idea era ascender también el Pico Torre (817 m.), motivo por el que  nos acercamos a su base, finalmente desistimos al prever una larga ruta  en total y observar, además, al frente, amenaza de lluvia.
Por  tramos, la marca del camino nos desaparecía; en otros el barro nos  invitaba a separarnos de lo que pudiera parecer el avance natural; y en  algunos, foz del Reguero Foceyo por ejemplo, resultaba de cierta  dificultad.
El  número de ocasiones en las que hubimos de cruzar riegas y regatos con  bastante agua pasaron de la docena. Los regodones con musgo ofrecían su  riesgo, aunque a decir verdad nos libramos de descalzarnos en todos los  pasos asumiéndolo, afortunadamente sin incidentes. 
A los cinco minutos de arrancar ya pasamos un puente de tablones a punto de la desintegración.
Desde  la salida a la base del Torre habíamos subido con pendiente uniforme  unos cuatrocientos metros. Al fondo, demasiado lejano en ese momento,  destacaba entre nubes extremadamente negras para nuestro gusto, el  Niaño. Parecía temerario interrumpir el avance, más o menos una hora,  por subir el Torre, por lo que seguimos adelante, dejándolo de momento  en “pendientes”.
A  la altura del Collado Cerralín (686 m.) volvimos a conectar con el  GR.105, (ruta de la que nos habíamos distanciado a la derecha un rato  para acercarnos al Torre) aunque al poco nos separaríamos  definitivamente de ella.
Por  la Sierra de Pesquerín, hacia el sur, pasamos Collado de la Perra (759  m.), subimos por el Canto Macudes (882  m.) y avanzamos por el Collado  Ovenes (865 m.).
Tras  ascender la cota alta del Pico La Piedra (1.025 m.) subiendo por  felechales que casi nos tapaban, acometemos el incómodo descenso hacia  Collado El Diente,con brusca pendiente y piso de cuarcital grande.
Alcanzamos  esta collada intermedia adornada con un enorme pedrusco y finalmente,  con relativa facilidad, la cumbre rocosa del Cerro Niaño (1.074 m.)  después. Allí mismo tomamos el tentempié y un merecido mínimo reposo  para continuar después hacia el sur, por el lado opuesto al acceso, en  dirección a la collada Niaño (873 m.).
El Cerro Oucedo (954 m.), justo enfrente en línea recta, nos abre el paso para crestear hasta la Peña Brava (970 m.)
Frente  al Pico Los Ducaminos (1.044 m.) a la altura del Collado Andolléu (915  m.) comenzamos un descenso pendiente hasta el Reguero Foceyo, y, a  continuación, a todo lo largo de su cauce, por una apretada garganta  hacia el norte, hasta el coche.
Distancia: 16 km
Desnivel acumulado de subida: 1.050 m
Dificultad: Media
Duración: 8 horas
 
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| Punto de arranque de la caminata 
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| Resbaladizo puente que cruza el río Color 
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| En Casas Quemadas continuamos en vez de retroceder al Torre | 
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| Por Collado Cerralín | 
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| Pico Torre | 
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| Camino de Collado Ovenes | 
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| Bajamos del Pico La Piedra hacia el Cerro Niañu, de frente, Por el Cdo. El Diente | 
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| Cumbre del Niañu | 
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| Vistazo atrás desde el collado Niañu | 
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| Cresteando hacia Peña Brava | 
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| Apenas hay indicación en Peña Brava | 
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| Collado Andolléu (915 m/a) | 
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| Pasarela sobre el Reguero Foceyo | 
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| Lo cruzamos en numerosas ocasiones | 
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| Abundante vegetación por Les Cuerríes | 
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| Acercándonos a La Matosa | 
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| Después de la pasarela recuperamos ancha pista | 
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| Peña Priede y La Xerra, ya llegando a La Matosa, por el valle del río Color |