TROTONES: Picos Cellón y La Pájara

miércoles, 5 de octubre de 2011

Picos Cellón y La Pájara

Camino de Pajares, bastante arriba, paramos a hacer unas fotos, porque la niebla baja, a media ladera, hacía de la vega un pantano que en vez de agua rebosara algodón. Desde allí descubrimos ya El Brañillín (1.852 m.), que no se nos despegaría de las retinas el resto del día.

Dejamos el coche en el aparcamiento frente a la Colegiata de Santa María de Arbás del Puerto y comenzamos a caminar al lado de ella una vez cruzada la enorme portilla metálica.

Seguimos la pista sin pestañear pasando entre los restos, escombros y ruinas de las minas de carbón y las pilas de pizarra que allí continúan, legado de una actividad aun reciente, pero ya olvidada.

La pendiente se va acelerando a medida que la pista nos direcciona hacia el norte (izquierda) para luego ir cresteando sin descanso por la frontera entre Asturias y León, hasta culminar el Ceyón o Cellón (2.029 m.). Es el más alto de la sierra y por el lado de nuestra aproximación, ya que tiene distintos accesos, corresponde a la última cumbrera. A continuación, al NE, la intersección de las Sierras de los Pasos de Arbás y del Cuadro, con el Cordal de Carrocedo nos perfila el Pico Tres Concejos (2.020 m.) sobresaliendo.

Es difícil representar en fotografías lo que los ojos aprecian, y más en este caso, porque realmente las perspectivas que íbamos disfrutando durante todo el ascenso eran de un tenor de imposible reproducción. El Brañillín y la sierra del Pajares al sur; Las Ubiñas, El Siete, el Fontán, las Torres, la mole de Peña Rueda, el Fariñentu y Peña Chana al oeste; El Negrón o Sierra Negra más cerca y al SO. Por el Este, tras el Estorbín, asomaban los Picos de Europa. Y al norte… se veía hasta el mar.

Y de pueblos divisamos: el mismo Arbás, Pajares, Romía y Llanos de Somerón, La Cruz y Ríospaso. Las Tuizas las suponemos tapadas por la Peña del Fraile.

La vuelta la hicimos cresteando el Pico de Pájara (2.003 m.), procurando orientarnos hacia el sur en busca de la Colegiata. Un continuado cierre de alambre de espinos nos obligaba en todo momento cuesta abajo. Poco a poco nos íbamos introduciendo en ladera poblada de matorral y arbusto bajo de pincho duro, ciertamente de travesía menos “monótona” que el ascenso, pero que a veces nos lo hizo recordar y anhelar. Por ello nuestra recomendación es, si cabe, que se suba y se baje por el mismo camino: por la pista y cresteando, aunque esta recomendación no sea compartida por todos.