Desde la la capilla de la Virgen de las Angustias de Felechosa comenzamos a caminar en dirección NE por el Valle de Fresnedo y a la vera del río del mismo nombre.
Nuestro objetivo de hoy es culminar el ascenso del Pico Retriñón (1.862 m.) al que no pudimos acceder por niebla justamente la semana pasada, cuando hubimos de reconducir la excursión, optando por completar el recorrido de las Brañas Alleranas.
Coincidimos justamente con éste (PR.AS-30) en nuestra primera parte del recorrido de hoy.
Obviamos el primer desvío a la derecha que discurre con el nombre de Camín de Pedro Caldero hasta el Alto Vallina.
También a derecha el segundo (por el que desembocaríamos en el principal a la vuelta) que en los mapas viene marcado como Ruta Allerana (PR.AS-30).
Pasamos el Túnel de Peñas Cutias, la cascada de Río Fresneo y la Collada de la Gamonal.
Tras subir por un felechal pendiente con la Peña Redonda a nuestras espaldas, nos internamos en la Foz y contemplamos el rocoso macizo de Prúa Mosquiles a nuestra izquierda.
Ya en la amplia, y con muchas cabañas, Collada de Mayaín, decidimos ir subiendo a la derecha hasta las últimas de ellas, las más elevadas, encontrándonos allí con la fuente de la majada. El sendero por el que vamos nos permite recortar y abordar la Collá de la Valencia, sin pasar por la de Felguera, con lo que acortamos el último tramo de nuestra aproximación al Pico Retriñón.
Desde la Valencia, una enorme mole se eleva a nuestro frente, y eso que aun no corresponde a la mayor altura, los 1.862 m. de la cima, que como en otras ocasiones se esconde detrás de la primera pantalla.
Un pastor lugareño nos anima: “Hacia arriba en zigzag y en la mitad hacia la derecha.”
Le hacemos caso en parte, y entre sus indicaciones y algún jito que nos orientaba llegamos arriba, cresteando el último tramo. Bastante más de una hora de muy pronunciada pendiente es un buen autoexamen físico.
En la cima coincidimos con más senderistas aprovechando el grupo para contrastar macizos, sierras y picos, incluso ciudades como Gijón, Oviedo y Langreo. El día era excelente y las vistas del horizonte inmejorables.
Tras relajarnos y reponer fuerzas procedemos al descenso por la vertiente sur del pico. El caminar se vuelve incómodo por la mezcla de desnivel considerable, falta de camino claro y piso con vegetación de media altura y piedra suelta. Nos daba seguridad desde el principio el no perder de vista la majada del Otero. Poco antes tuvimos la oportunidad de entrar, sin profundizar, en la Cueva del Otero fotografiando sus paredes y techumbre.
La majada del Otero, de varias cabañas, es de cuento y a continuación la de La Mornera. Ambas disponen de agua fresca de buenas fuentes.
Desde El Otero podríamos haber optado por el SE, Las Ordaliegas, pero por conocer otros entornos, nos dirigimos al SW: a la garganta de Escuciarréu. Un paso estrecho entre “foces”, con desniveles de impacto, pero de cómodo sendero.
En Alto Vallina, en vez de seguir por la pista de vehículos que alargando el regreso nos pasaría por la piscifactoría, tomamos una senda que nos desembocaría en el camino inicial de subida, a tres kilómetros de Felechosa.
Distancia:15,60 km
Desnivel acumulado de subida: 1.250 m
Dificultad: Media
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